El 9 de noviembre del presente año se inició en Cochabamba el Doctorado en Energía y Desarrollo, organizado por el Centro de Estudios Superiores Universitarios (CESU) y la Universidad Mayor de San Simón (UMSS). Esta iniciativa que está apoyada académicamente por el Instituto de Electrónica y Energía de la Universidad de San Pablo (IEE – USP) Brasil, recibe el impulso de varias instituciones, entre ellas ENERGETICA – Energía para el Desarrollo.

El Doctorado, cuenta con 29 alumnos y tiene por finalidad “Formar profesionales investigadores y especialistas en la problemática de la energía y desarrollo, capaces de realizar planificación y gestión, análisis económico e institucional de sistemas energéticos, incorporando criterios de sustentabilidad ambiental y desarrollo limpio, incluyendo el uso de fuentes energéticas alternativas renovables y no renovables”, en las siguiente líneas de investigación: a) Estrategias, Planificación e Integración Energética b)Economía de la Energía c)Energía, Tecnología y Desarrollo Limpio d)Energía, Sociedad y Medio Ambiente.

En el contexto académico boliviano se marca un hito, no sólo por el desafío y la responsabilidad académica que implica organizar y concretar un curso de estas características en materia energética; sino también porque permitirá investigar, estudiar y reflexionar sobre, las relaciones sociales y las diferentes formas organizativas que, en el planeta y en Bolivia, se asumen para acceder a energía, la cantidad y la calidad en la que los países y, dentro de los países, las diferentes regiones disponen de energía, y los problemas derivados de dichos procesos; asuntos que, de acuerdo con la mayoría de los entendidos en la materia, hacen a los principales problemas que aquejan actualmente a la humanidad (crisis ambiental, crisis alimentaria, crisis económica) y de los cuales Bolivia no está exenta.

Adicionalmente, este esfuerzo académico también es relevante porque su finaciamiento utiliza el dinero proveniente del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH). Si tomamos en cuenta que el Tesoro General de la Nación (TGN), prefecturas, municipios y universidades, todas ellas beneficiarias del IDH, destinan casi el 90 por ciento de esos recursos a la provisión de infraestructura civil, infraestructura que siendo importante no es suficiente para mejorar la calidad de vida en el país, es sumamente destacable que en la UMSS se destine parte de la renta petrolera, a la investigación y formación académica.

Aunque este tipo de inversión no dá réditos inmediatos, ni mucho menos sirve para el marketing político, sin duda, como en todo emprendimiento académico, en el mediano plazo se podrán apreciar los frutos. Se espera una contribución importante en el sector energético en la elaboración de políticas públicas, la realización de proyectos que fortalezcan al país. Por estos motivos, es de esperar que esta experiencia sea replicada en otras áreas temáticas y en otras universidades de Bolivia.